Siempre pienso en mi como una hoja en blanco. Una hoja en blanco en la que no se puede escribir nada. En la que no consigo escribir nada. Cualquier serie de acontecimientos queda flotando en la memoria,pero no deja marca. Las marcas son los pasos de lo hecho. La certeza. Lo ocurrido. Lo pasado. Y su influencia en lo siguiente. Lo que tenga que acontecer. Que volver a marcar. Consecuencia de algo. Todo es una consecuencia de algo ocurrido antes. Y ése algo flota. Una hoja en blanco es una puerta. Una oportunidad. Un gesto. Las marcas nos definen. Son cimientos, herencia. Dibujan las diagonales, las trayectorias que somos capaces de realizar. Cuánto podemos caer. Cuánto podemos elevarnos. Y la constancia de que ha ocurrido. Recordar que has podido hacerlo. Hay momentos en los que no puedes recordar. Yo apenas recuerdo. Rememoro la esencia, pero los hechos se me ocultan. Pueden hacerlo en cualquier parte. En una ventana. En el miedo. En una mirada.Y las manos son humo.Y encontrarnos una mentira. Ser y no existir.Que respirar sea una consecuencia lógica y no automática.Y ser depende de aquello que hemos tocado, que hemos conocido.Y de recordarlo para guardarlo en las costillas. Nunca recuerdo el camino para encontrar mis recuerdos.El lugar donde duermen.Y despertar a gritos.Comerlos a dentelladas. Y el resultado es la hoja en blanco. Pulcra. Pulida. Virgen. Atroz. Necesito la tinta adecuada. Permanente. Indeleble.Como la sangre.Yo creo en la sangre.La sangre recuerda.Tiene memoria antes de nosotros.Sabe del tiempo.De lo ocurrido. No hay sangre con alzheimer. Despojada de esencia. Perdida en el trayecto. Aprender a escucharla es una oportunidad. Una puerta. Un gesto. Todos los caminos confluyendo en ti. Ser centro de ti mismo. Ser oportunidad para ti mismo. Marcar para recordar. Por eso hay dos cuchillos en esta mesa. Por eso la aguja ya está caliente. Por eso dejo de escribir aquí.
Para escribir
donde debía haberlo hecho
hace
mucho
tiempo.
1 comentario:
siempre deja marcas lo que sangra.
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