domingo, 10 de abril de 2011

Errático


Rezuman las ancas en el barro que arde
en todos los amaneceres inseminados con violenta ternura

así abandonamos el cuerpo,
así talamos las miserias de nuestras almas
que arden en la osamenta con la implosión del musculo,
que gravísimo se expande por tu rabia que me dispara
pidiendo la ponzoña de este apetito
que se desangra

así bebo, urente, amoratado
así enumero las mañanas fósiles que cercenan los días
y que deja tumefacto mi tácito delirio
que vive golpeando
una y otra vez
la memoria de mi carne.


10 comentarios:

Caos dijo...

Sólo con el título sabía que era tuyo...calas hondo...

beso.

Marie dijo...

Estupendo. Cada palabra está donde tiene que estar, además están muy bien elegidas.

El hombre de Alabama dijo...

Violento.

Volianihil dijo...

Muy bueno, la carne no olvida sus adicciones ni su descomposición.

Layla dijo...

has encontrado tu voz, Gio, tu propia forma de decir las cosas y eso es la hostia. Como dice Mery, leer un poema y saber que es tuyo...

muchos besos

Unknown dijo...

'La memoria de la carne...'

Muy bueno.

Anónimo dijo...

Coincido con Beatriz, es cortante esa memoria de la carne, siempre volvemos a la memoria al acariciar las cicatrices.

-KtaStRoF- dijo...

la carne guarda tantas cosas en su memoria...que a veces da escalofríos...

Anónimo dijo...

la próxima vez que os vea os enseño las cicatrices...vais a flipar!
"rezuman las ancas en el barro que arde" Grande Grande Grande

Pez Susurro dijo...

de lo mejor que te he leído...